viernes, 27 de junio de 2008

bloque narracion por 11av vez

Texto con ritmo
Elemento: Agua
Objeto: Hielo
“Frio duro blanco. Quema. Suave brillo. Alivio del dolor. Calor. Agua. Nieve cae del blanco cielo. Frio. Guerra. Golpea como fiera. El velo en el cielo. Quema. Se alivia el dolor. Vela. Calor. Agua. Frio

Cuento a partir de la descripción de un sitio

La verdad

La monótona rutina me agobia día a día. Ya pasaron, ¿cúantos?, si 10 años desde mi último viaje, qué linda época. El tren va parando su marcha y ya es hora de bajar. ¿Cómo puede cambiar tanto una vida? En la facultad es otro día de cursada, ¿y van cuántos?, ya, en unos cuantos meses me recibo, y…, bueno después veo.
Llego a casa y prendo la computadora, tal vez algo de conversación superficial en el msn me sirva de algo, aparte quiero seguir con mi proyecto. Abro los mails y empiezo a seleccionar. A veces me pregunto por qué me anoto en cada página que se me cruza, bueno a veces es necesario por la info que se puede bajar. Publicidad, cadenas, algún spam, resumen de grupos, Borrar, borrar, guardar, mover a carpeta…
Tras la agotadora tarea de selección, sólo quedan 3 mails para leer con paciencia y tiempo, 2 de amigos y uno del que no reconozco el remitente.

Saludos -respondo en tres líneas,
Enviar.
Solo queda ese, del que no conozco nada.
¿Quién será?, -doble click, abrir…

Srita. Mayer:
Me dirijo a Ud. después de una larga búsqueda. Tal vez me pueda ayudar y espero también que sea la persona indicada. Tomé sus datos de un listado de firmas, que llegó a mis manos.
Lo único que necesito para poder corroborar si es Ud. a quien busco, es que me envíe los siguientes datos:
Nombre y apellido completos de sus abuelos maternos y lugar de procedencia.
Agradecería que me responda lo antes posible, le envío mis más cálidos saludos,

Dr. Karl Dormmunt

¿Qué disparate?, -borrar.
Tres días después, el mismo mail, -borrar.
Quince días después…
¿Qué tiene de malo? Al fin y al cabo sólo es un nombre y un lugar


Dr. Dortmmunt:
Aquí le envío la información que me pidió en su mail, pero desearía que fuese más específico con las razones por las que me pide esta información.
Josef Karl Montroyal y Sabina Marie Smith, inmigraron desde Austria.
Desde ya, espero una pronta respuesta, saluda a Ud. atentamente
Sofía Mayer
Enviar, apagar equipo

Los días pasaban y el agobiante aburrimiento borró todo rastro de ese intercambio de información. No volvió a aparecer ningún mail con el remitente Dortmmunt.
Otro fin de semana, ¿qué hacer?, mejor acomodar, lavar, limpiar. Hacer las compras y después ver qué hacer. Timbre.

¿Quién será?

Un cartero de correo privado esperaba tras las rejas, con un paquete en sus manos, mejor dicho un paquete y un grueso sobre.

-Srita. Mayer.
-Si
-Esto es para Ud. Podría firmar aquí… aquí y…aquí.

Luego de las firmas y las aclaraciones me entregó el paquete y el sobre, se despidió y subió a una camioneta y se alejó rápidamente.
¿Qué seria esto?, según el remitente y las estampillas, la procedencia del correo era Inglaterra. Al abrir el paquete me encontré con fotos, pequeñas cajas de joyería, y una serie de sobres abiertos atados con una cinta azul. En el sobre me encontré con una carta del Dr. Dortmmunt y un pasaje abierto a Londres.
En la carta me relataba la historia más desopilante que había leído nunca. Todo giraba en torno a un pacto que supuestamente había llevado acabo mi abuelo con un tal Nikolai Kostas. En algún momento el Sr. Kostas le quedó debiendo un favor a mi abuelo y por lo tanto, como él no había tenido descendencia directa, me había dejado a mí, la única nieta de mi abuelo, toda su fortuna. Era imposible de creer. En ese momento pensé que me estaban haciendo una broma, pero ¿Quién?
Lo primero que se me ocurrió fue entrar en mi mail y tratar de comunicarme con el Dr. Dortmmunt. Las instrucciones de su carta sólo se limitaban a decirme que tomara el pasaje y volara a Londres lo antes posible, allí él personalmente me contaría toda la historia.
Pero ¿cómo podía dejar todo, subir a un avión y volar 12000 Km, sin decir nada a nadie ni dar explicaciones? Era lo más loco que me había pasado ¿Qué me retenía?, familia, amigos, nada más. Tal vez debería correr un riesgo y viajar.
Tras arreglar las cosas y dejar todo en buenas manos, por fin me dirigía en un taxi hacia Ezeiza. Sólo llevaba ropa para un par de días, ¿cuánto podía tardar en arreglar todo?
El viaje transcurrió rápido a causa de haberme dormido al salir de Sao Pablo. Mientras salía por la puerta del aeropuerto me sorprendió un hombre sosteniendo un cartel con mi nombre. Me acerqué y le mostré mi pasaporte para comprobar mi identidad.
El viaje fue corto, llegamos a un hotel turístico, donde al parecer ya habían hecho una reserva a mi nombre. El conductor no articuló palabra en todo el viaje. Llevó mi bolso hasta el mostrador y luego desapareció. Al llegar a mi habitación una canasta de frutas me esperaba sobre la mesa con una carta del Dr. Dortmmunt. Tenía una cita con él a las 5 de la tarde en su oficina para terminar con los trámites.
Decidí salir a recorrer las calles de Londres. Enseguida me orienté, aunque habían pasado más de 10 años, el hecho de haber vivido casi dos meses en esa ciudad me hacía sentir un poquito en casa. El hotel se encontraba cerca de Picadilly Circus, de ahí por Regent street hasta Pall Mall y después sólo unos metros hasta Trafalgar Square. Cuántos recuerdos, los leones que tiran agua por sus fauces siguen pareciéndome enormes y cada vez que me inclino para ver la figura de Nelson tengo la sensación de que me voy a caer de espaldas. Cómo puede un lugar permanecer igual tanto en mi memoria como en la realidad…
La primera vez que visite Londres tenía 6 años, y nunca pude llegar a ver a Nelson. Pasaron los años y por un intercambio estudiantil, volví. Qué rico, un puesto de panqueques, los siguen haciendo extra grandes y con “nutela” y banana. Me siento en un banco. ¿Será tal vez alguno que ocupé con mi abuela y mi mamá? Parecen los mismos. Los leones me miran mientras trato de no mancharme y las palomas sobrevuelan la plaza.
La oficina se encontraba en el 8vo piso de un viejo edificio en el este de Londres. Es una zona recuperada de Dockes, parecido a Puerto Madero. La puerta se encontraba entornada y pude ver a una mujer de unos cuarenta y tantos en un escritorio, pintándose las uñas. Al entrar ni siquiera se inmutó, me indicó hacia dónde ir con un gesto de su cabeza. Tras recorrer un pasillo lleno de puertas con nombres medio descascarados, encontré la del Dr. Dortmmunt.
Tras una efusiva bienvenida me invitó a sentarme y comenzó a hablar sobre lo mucho que me había buscado y de cómo yo creería que todo esto era una charada. A lo largo de 10 años el Dr. me había buscado por toda Sudamérica. La persona que lo contrató, le dio todos los datos y le hizo jurar que sólo a mí me revelaría en persona la verdadera historia.
Durante la 2da guerra mundial la situación para gente como mi abuelo se había vuelto delicada, él era un reconocido agente comercial y después del Anschluss, su situación se enredó más. Según las nuevas autoridades todos debían colaborar, mi abuelo hacía lo que podía, pero no comulgaba con el nuevo régimen. El Sr. Kostas era un empleado en la empresa en que trabajaba mi abuelo, cuando llegaron al fin las razias, Kostas estaba complicado ya que su origen era griego y sus papeles no se encontraban al día. Mi abuelo, por medio de un conocido le consiguió un salvoconducto para salir de la Viena sitiada, pero Kostas tenía familia y no la quería dejar. Su mujer era una judía austríaca, el salvoconducto sólo era para él, la situación de su esposa era diferente. Por más que intentaron, ni mi abuelo ni el Sr. Kostas lograron conseguir papeles para Marunka. Durante una noche de Enero irrumpieron en su casa y se llevaron a la fuerza a su mujer.
Mi abuelo lo convenció de que saliera lo antes posible del país, que él iba a tratar de salvarla. El Sr. Kostas viajó a Creta y esperó allí durante 3 meses hasta que recibió noticias. A Marunka la habían llevado primero a un gueto y luego a un campo de transición. Mientras esto sucedía mi abuelo pudo falsificar unos papeles e hizo pasa a Marunka por su prima. Por más que la acogieron en su casa y que mi abuela se avocó a cuidarla por los siguientes 3 años, Marunka nunca volvió a ser la misma. Después de un tiempo y cuando Alemania comenzó a perder la guerra pudieron mandar a Marunka en un camión de animales hasta la frontera y allí la esperaba Nicolai. Luego mis abuelos emigraron y la comunicación siguió por correspondencia. Años más tarde se volvieron a ver ya en otras circunstancias.
Ambos habían prosperado, Kostas aprovechando los finales de la guerra invirtió todos sus ahorros en una pequeña flota de barcos pesqueros. Por su lado mi abuelo siguió haciendo negocios desde Argentina y le fue muy bien.
La repentina muerte de mi abuelo a principios de los 80 devastó tanto a Nicolai como a su esposa. Ellos nunca pudieron tener hijos a causa de los daños que sufrió Marunka en el campo de transición. Es por eso que decidieron dejar todo para los herederos de mi abuelo, pero mi abuelo solo tuvo una hija y esta sólo me tuvo a mí, así que por consiguiente yo era la heredera de un imperio pesquero griego.
Lo que yo no entendía era por qué si representaba a semejante magnate, este abogado trabajaba en semejantes condiciones. Resulta que la situación no era tan sencilla, Nicolai tenía un hermano y este tuvo un hijo y el hijo de este, a quien Nicolai trató siempre como un hijo, le dio la espalda en el momento que más lo necesitaba. Alexander era el CEO de la empresa y esperó hasta que su tío abuelo se retirara para intentar vender la compañía. Fue entonces cuando el Sr. Kostas realizó una movida con la totalidad de sus bienes. Encriptó todo en una cuenta en el banco de Londres y le encomendó a Dr. Dortmmunt, en su lecho de muerte, que debía encontrarme. Pero nadie debía saber de mí hasta haber reclamado mi lugar.
Todo esto era inconcebible, me encontraba en medio de una disputa de bienes multimillonarios. Pero el tema no terminaba allí, también había en juego relaciones políticas. Nikolai Kostas había tenido muy buenas relaciones con el viejo régimen Comunista y por lo tanto le habían otorgado distintas condecoraciones y privilegios, entre ellos él se había convertido en albacea de ciertos documentos secretos que también pasarían a mi poder una vez que reclamara mi herencia.
El Dr. Dortmmunt dejó bien claro que yo no tenía opción, que no se trataba de un premio que podía rechazar. Esto iba más allá, era como mi derecho de nacimiento, no me podía negar. Una vez que el Dr. me entregó todos los papeles y me explicó el funcionamiento de las cuentas, también me entregó una caja con una llave y un sobre con un instructivo escrito de puño y letra por Nikolai Kostas. Se preocupó por que yo tenga todo lo que necesitaba, por una extraña razón se acercó a mí con lágrimas en los ojos, me abrazó, luego se separó, se cubrió el rostro y me pidió que me marchara. Mientras salía por la puerta, escuché como se abría un cajón, después un tic y ni bien cerré la puerta a mis espaldas estalló un tiro.

Notas de lector

Raymond Carver:

Lo que más me intereso de este autor fue el hecho que pudiera reflejar en historias mínimas la complejidad del cuento moderno. Las situaciones cotidianas a veces reflejan mucho más que una historia lineal. Y eso es lo que atrapa de este autor.
Principalmente la elección de los finales de los cuentos es lo que mas llama la atención, a veces corta las historias en el climax, como es el caso de “una cosa más”, el cuento se corta ahí, en ese momento tan crítico cuando uno esta esperando el reproche o la reacción. Pero nos lo deja para que nosotros nos imaginemos el final.
Esto pasa también con “por que no bailais”, donde la duda queda planteada en que fue realmente lo que paso y por que esta venta de garaje, que es lo que realmente paso para que el hombre remate todo y por otro lado como termino esta velada en el jardín.
Y por ultimo esta “De que hablamos cuando hablamos de amor” una historia que nos invita y tal vez obliga a reevaluar nuestras relaciones y como vemos el amor.

Jerome David Salinger
Los dos cuento de Slinger que leímos es una mejor que el otro, es más ya termine 9 cuentos y vamos a por “el guardián en el centeno”. Lo particular que me sucedió con Salinger es que después de que lo vimos en la materia lleve una copia al club de Harry Potter del que soy directora y trabajamos el tema con los chicos, estamos hablando de chicas y chicos entre 13 y 20 años, y fue una de las experiencia mas lindas de las que hicimos en el club. Se genero debate y principalmente se trabajo sobre la finalización de las sagas. Tema que nos afecta de cerca.
El juego que logra el autor entre las dos historias es fantástico, permite leerlo y releerlo sin problema y en cada lectura tal vez uno va encontrando siempre algo más.

Rodolfo Walsh
La sensación que me dieron los cuentos es que Walsh no se puede despegar completamente de la crónica, cada uno de ellos tiene una impronta muy fuerte del género crónica. Aunque uno pueda decir pero es ficción, ahí entre las palabras mas comunes se oculta el periodista, ese hombre que siempre le pone a sus escritos un toque de realidad, que ancla de manera fabulosa todas sus historias.
Si a alguien conoce la obra de Walsh puede reconocer fácilmente un texto de él, no solo por la forma periodística sino por el compromiso que demostró siempre con su escritura, por más que el mismo haya odiado sus cuentos. Rodolfo Walsh siempre será ante todo un relator de la realidad y de las problemáticas que se plantean en la sociedad.

Reflexión sobre el género Narración

Un botón sirve de muestra

Para mí el género narración fue el que más me gusto, viniendo de una tradición de lectura, en especial de ficción y fantasía, me hubiera gustado que fuera más largo. Pero el tiempo apremia y por lo tanto sólo le dimos un vistazo.
De los textos que nos sirvieron para el desarrollo del bloque, me quiero concentrar en uno en particular, “Fuegos” de Raymond Carver. Más allá de sentirme identificada con algunas de las situaciones con las que tenía que lidiar el autor en sus primeros años de escritor, me sirvieron mucho las simples explicaciones que recibía de su profesor, quien al igual que la profesora, instaba a Carver a escribir en un lenguaje coloquial, cosa que se puede tornar muy difícil en un ámbito académico.
Desde chicos nos imponen un tipo de escritura que no es natural, más allá de la estructura básica con la que tiene que contar un texto, el tema del vocabulario se presenta como el más complicado. Es obvio que el uso de sinónimos es indispensable en una buena escritura. Pero lo más preocupante es la falta de libertad con la que contamos para expresar nuestras ideas de manera coloquial. Recién en una educación más avanzada, como es la universitaria uno se siente con la licencia de escribir libremente.
La formación dentro del ámbito de la escritura de una persona, dentro del sistema educativo argentino, se ve restringido por la rigidez de una estructura, donde uno debe escribir bien. En mi experiencia personal, durante mi secundario la experiencia con la escritura era traumática. Tuve un profesor en los dos últimos años del secundario que consideraba la necesidad de prescindir de los borradores. Según el lo importante era escribir bien de primera intención.
Mi caso no es aislado, por lo que pude averiguar, tal vez dentro de la enseñanza básica haya un manual por el que se rigen o algo por el estilo. En cambio a mi me fue siempre muy fácil escribir en Inglés. Al asistir a un colegio doble escolaridad este idioma me acompaño siempre. Pero el método de enseñar escritura, es totalmente distinto, mas parecido a lo que relazamos en la cursada. Donde por más que haya un tema preestablecido o una fecha de entrega, la escritura es más coloquial, más ligera.
A algunos esto nos sirvió, por más que todavía no se refleje en los escritos, esta materia me ayudo a empezar a descontracturar mi escritura

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