viernes, 27 de junio de 2008

bloque narracion por 11av vez

Texto con ritmo
Elemento: Agua
Objeto: Hielo
“Frio duro blanco. Quema. Suave brillo. Alivio del dolor. Calor. Agua. Nieve cae del blanco cielo. Frio. Guerra. Golpea como fiera. El velo en el cielo. Quema. Se alivia el dolor. Vela. Calor. Agua. Frio

Cuento a partir de la descripción de un sitio

La verdad

La monótona rutina me agobia día a día. Ya pasaron, ¿cúantos?, si 10 años desde mi último viaje, qué linda época. El tren va parando su marcha y ya es hora de bajar. ¿Cómo puede cambiar tanto una vida? En la facultad es otro día de cursada, ¿y van cuántos?, ya, en unos cuantos meses me recibo, y…, bueno después veo.
Llego a casa y prendo la computadora, tal vez algo de conversación superficial en el msn me sirva de algo, aparte quiero seguir con mi proyecto. Abro los mails y empiezo a seleccionar. A veces me pregunto por qué me anoto en cada página que se me cruza, bueno a veces es necesario por la info que se puede bajar. Publicidad, cadenas, algún spam, resumen de grupos, Borrar, borrar, guardar, mover a carpeta…
Tras la agotadora tarea de selección, sólo quedan 3 mails para leer con paciencia y tiempo, 2 de amigos y uno del que no reconozco el remitente.

Saludos -respondo en tres líneas,
Enviar.
Solo queda ese, del que no conozco nada.
¿Quién será?, -doble click, abrir…

Srita. Mayer:
Me dirijo a Ud. después de una larga búsqueda. Tal vez me pueda ayudar y espero también que sea la persona indicada. Tomé sus datos de un listado de firmas, que llegó a mis manos.
Lo único que necesito para poder corroborar si es Ud. a quien busco, es que me envíe los siguientes datos:
Nombre y apellido completos de sus abuelos maternos y lugar de procedencia.
Agradecería que me responda lo antes posible, le envío mis más cálidos saludos,

Dr. Karl Dormmunt

¿Qué disparate?, -borrar.
Tres días después, el mismo mail, -borrar.
Quince días después…
¿Qué tiene de malo? Al fin y al cabo sólo es un nombre y un lugar


Dr. Dortmmunt:
Aquí le envío la información que me pidió en su mail, pero desearía que fuese más específico con las razones por las que me pide esta información.
Josef Karl Montroyal y Sabina Marie Smith, inmigraron desde Austria.
Desde ya, espero una pronta respuesta, saluda a Ud. atentamente
Sofía Mayer
Enviar, apagar equipo

Los días pasaban y el agobiante aburrimiento borró todo rastro de ese intercambio de información. No volvió a aparecer ningún mail con el remitente Dortmmunt.
Otro fin de semana, ¿qué hacer?, mejor acomodar, lavar, limpiar. Hacer las compras y después ver qué hacer. Timbre.

¿Quién será?

Un cartero de correo privado esperaba tras las rejas, con un paquete en sus manos, mejor dicho un paquete y un grueso sobre.

-Srita. Mayer.
-Si
-Esto es para Ud. Podría firmar aquí… aquí y…aquí.

Luego de las firmas y las aclaraciones me entregó el paquete y el sobre, se despidió y subió a una camioneta y se alejó rápidamente.
¿Qué seria esto?, según el remitente y las estampillas, la procedencia del correo era Inglaterra. Al abrir el paquete me encontré con fotos, pequeñas cajas de joyería, y una serie de sobres abiertos atados con una cinta azul. En el sobre me encontré con una carta del Dr. Dortmmunt y un pasaje abierto a Londres.
En la carta me relataba la historia más desopilante que había leído nunca. Todo giraba en torno a un pacto que supuestamente había llevado acabo mi abuelo con un tal Nikolai Kostas. En algún momento el Sr. Kostas le quedó debiendo un favor a mi abuelo y por lo tanto, como él no había tenido descendencia directa, me había dejado a mí, la única nieta de mi abuelo, toda su fortuna. Era imposible de creer. En ese momento pensé que me estaban haciendo una broma, pero ¿Quién?
Lo primero que se me ocurrió fue entrar en mi mail y tratar de comunicarme con el Dr. Dortmmunt. Las instrucciones de su carta sólo se limitaban a decirme que tomara el pasaje y volara a Londres lo antes posible, allí él personalmente me contaría toda la historia.
Pero ¿cómo podía dejar todo, subir a un avión y volar 12000 Km, sin decir nada a nadie ni dar explicaciones? Era lo más loco que me había pasado ¿Qué me retenía?, familia, amigos, nada más. Tal vez debería correr un riesgo y viajar.
Tras arreglar las cosas y dejar todo en buenas manos, por fin me dirigía en un taxi hacia Ezeiza. Sólo llevaba ropa para un par de días, ¿cuánto podía tardar en arreglar todo?
El viaje transcurrió rápido a causa de haberme dormido al salir de Sao Pablo. Mientras salía por la puerta del aeropuerto me sorprendió un hombre sosteniendo un cartel con mi nombre. Me acerqué y le mostré mi pasaporte para comprobar mi identidad.
El viaje fue corto, llegamos a un hotel turístico, donde al parecer ya habían hecho una reserva a mi nombre. El conductor no articuló palabra en todo el viaje. Llevó mi bolso hasta el mostrador y luego desapareció. Al llegar a mi habitación una canasta de frutas me esperaba sobre la mesa con una carta del Dr. Dortmmunt. Tenía una cita con él a las 5 de la tarde en su oficina para terminar con los trámites.
Decidí salir a recorrer las calles de Londres. Enseguida me orienté, aunque habían pasado más de 10 años, el hecho de haber vivido casi dos meses en esa ciudad me hacía sentir un poquito en casa. El hotel se encontraba cerca de Picadilly Circus, de ahí por Regent street hasta Pall Mall y después sólo unos metros hasta Trafalgar Square. Cuántos recuerdos, los leones que tiran agua por sus fauces siguen pareciéndome enormes y cada vez que me inclino para ver la figura de Nelson tengo la sensación de que me voy a caer de espaldas. Cómo puede un lugar permanecer igual tanto en mi memoria como en la realidad…
La primera vez que visite Londres tenía 6 años, y nunca pude llegar a ver a Nelson. Pasaron los años y por un intercambio estudiantil, volví. Qué rico, un puesto de panqueques, los siguen haciendo extra grandes y con “nutela” y banana. Me siento en un banco. ¿Será tal vez alguno que ocupé con mi abuela y mi mamá? Parecen los mismos. Los leones me miran mientras trato de no mancharme y las palomas sobrevuelan la plaza.
La oficina se encontraba en el 8vo piso de un viejo edificio en el este de Londres. Es una zona recuperada de Dockes, parecido a Puerto Madero. La puerta se encontraba entornada y pude ver a una mujer de unos cuarenta y tantos en un escritorio, pintándose las uñas. Al entrar ni siquiera se inmutó, me indicó hacia dónde ir con un gesto de su cabeza. Tras recorrer un pasillo lleno de puertas con nombres medio descascarados, encontré la del Dr. Dortmmunt.
Tras una efusiva bienvenida me invitó a sentarme y comenzó a hablar sobre lo mucho que me había buscado y de cómo yo creería que todo esto era una charada. A lo largo de 10 años el Dr. me había buscado por toda Sudamérica. La persona que lo contrató, le dio todos los datos y le hizo jurar que sólo a mí me revelaría en persona la verdadera historia.
Durante la 2da guerra mundial la situación para gente como mi abuelo se había vuelto delicada, él era un reconocido agente comercial y después del Anschluss, su situación se enredó más. Según las nuevas autoridades todos debían colaborar, mi abuelo hacía lo que podía, pero no comulgaba con el nuevo régimen. El Sr. Kostas era un empleado en la empresa en que trabajaba mi abuelo, cuando llegaron al fin las razias, Kostas estaba complicado ya que su origen era griego y sus papeles no se encontraban al día. Mi abuelo, por medio de un conocido le consiguió un salvoconducto para salir de la Viena sitiada, pero Kostas tenía familia y no la quería dejar. Su mujer era una judía austríaca, el salvoconducto sólo era para él, la situación de su esposa era diferente. Por más que intentaron, ni mi abuelo ni el Sr. Kostas lograron conseguir papeles para Marunka. Durante una noche de Enero irrumpieron en su casa y se llevaron a la fuerza a su mujer.
Mi abuelo lo convenció de que saliera lo antes posible del país, que él iba a tratar de salvarla. El Sr. Kostas viajó a Creta y esperó allí durante 3 meses hasta que recibió noticias. A Marunka la habían llevado primero a un gueto y luego a un campo de transición. Mientras esto sucedía mi abuelo pudo falsificar unos papeles e hizo pasa a Marunka por su prima. Por más que la acogieron en su casa y que mi abuela se avocó a cuidarla por los siguientes 3 años, Marunka nunca volvió a ser la misma. Después de un tiempo y cuando Alemania comenzó a perder la guerra pudieron mandar a Marunka en un camión de animales hasta la frontera y allí la esperaba Nicolai. Luego mis abuelos emigraron y la comunicación siguió por correspondencia. Años más tarde se volvieron a ver ya en otras circunstancias.
Ambos habían prosperado, Kostas aprovechando los finales de la guerra invirtió todos sus ahorros en una pequeña flota de barcos pesqueros. Por su lado mi abuelo siguió haciendo negocios desde Argentina y le fue muy bien.
La repentina muerte de mi abuelo a principios de los 80 devastó tanto a Nicolai como a su esposa. Ellos nunca pudieron tener hijos a causa de los daños que sufrió Marunka en el campo de transición. Es por eso que decidieron dejar todo para los herederos de mi abuelo, pero mi abuelo solo tuvo una hija y esta sólo me tuvo a mí, así que por consiguiente yo era la heredera de un imperio pesquero griego.
Lo que yo no entendía era por qué si representaba a semejante magnate, este abogado trabajaba en semejantes condiciones. Resulta que la situación no era tan sencilla, Nicolai tenía un hermano y este tuvo un hijo y el hijo de este, a quien Nicolai trató siempre como un hijo, le dio la espalda en el momento que más lo necesitaba. Alexander era el CEO de la empresa y esperó hasta que su tío abuelo se retirara para intentar vender la compañía. Fue entonces cuando el Sr. Kostas realizó una movida con la totalidad de sus bienes. Encriptó todo en una cuenta en el banco de Londres y le encomendó a Dr. Dortmmunt, en su lecho de muerte, que debía encontrarme. Pero nadie debía saber de mí hasta haber reclamado mi lugar.
Todo esto era inconcebible, me encontraba en medio de una disputa de bienes multimillonarios. Pero el tema no terminaba allí, también había en juego relaciones políticas. Nikolai Kostas había tenido muy buenas relaciones con el viejo régimen Comunista y por lo tanto le habían otorgado distintas condecoraciones y privilegios, entre ellos él se había convertido en albacea de ciertos documentos secretos que también pasarían a mi poder una vez que reclamara mi herencia.
El Dr. Dortmmunt dejó bien claro que yo no tenía opción, que no se trataba de un premio que podía rechazar. Esto iba más allá, era como mi derecho de nacimiento, no me podía negar. Una vez que el Dr. me entregó todos los papeles y me explicó el funcionamiento de las cuentas, también me entregó una caja con una llave y un sobre con un instructivo escrito de puño y letra por Nikolai Kostas. Se preocupó por que yo tenga todo lo que necesitaba, por una extraña razón se acercó a mí con lágrimas en los ojos, me abrazó, luego se separó, se cubrió el rostro y me pidió que me marchara. Mientras salía por la puerta, escuché como se abría un cajón, después un tic y ni bien cerré la puerta a mis espaldas estalló un tiro.

Notas de lector

Raymond Carver:

Lo que más me intereso de este autor fue el hecho que pudiera reflejar en historias mínimas la complejidad del cuento moderno. Las situaciones cotidianas a veces reflejan mucho más que una historia lineal. Y eso es lo que atrapa de este autor.
Principalmente la elección de los finales de los cuentos es lo que mas llama la atención, a veces corta las historias en el climax, como es el caso de “una cosa más”, el cuento se corta ahí, en ese momento tan crítico cuando uno esta esperando el reproche o la reacción. Pero nos lo deja para que nosotros nos imaginemos el final.
Esto pasa también con “por que no bailais”, donde la duda queda planteada en que fue realmente lo que paso y por que esta venta de garaje, que es lo que realmente paso para que el hombre remate todo y por otro lado como termino esta velada en el jardín.
Y por ultimo esta “De que hablamos cuando hablamos de amor” una historia que nos invita y tal vez obliga a reevaluar nuestras relaciones y como vemos el amor.

Jerome David Salinger
Los dos cuento de Slinger que leímos es una mejor que el otro, es más ya termine 9 cuentos y vamos a por “el guardián en el centeno”. Lo particular que me sucedió con Salinger es que después de que lo vimos en la materia lleve una copia al club de Harry Potter del que soy directora y trabajamos el tema con los chicos, estamos hablando de chicas y chicos entre 13 y 20 años, y fue una de las experiencia mas lindas de las que hicimos en el club. Se genero debate y principalmente se trabajo sobre la finalización de las sagas. Tema que nos afecta de cerca.
El juego que logra el autor entre las dos historias es fantástico, permite leerlo y releerlo sin problema y en cada lectura tal vez uno va encontrando siempre algo más.

Rodolfo Walsh
La sensación que me dieron los cuentos es que Walsh no se puede despegar completamente de la crónica, cada uno de ellos tiene una impronta muy fuerte del género crónica. Aunque uno pueda decir pero es ficción, ahí entre las palabras mas comunes se oculta el periodista, ese hombre que siempre le pone a sus escritos un toque de realidad, que ancla de manera fabulosa todas sus historias.
Si a alguien conoce la obra de Walsh puede reconocer fácilmente un texto de él, no solo por la forma periodística sino por el compromiso que demostró siempre con su escritura, por más que el mismo haya odiado sus cuentos. Rodolfo Walsh siempre será ante todo un relator de la realidad y de las problemáticas que se plantean en la sociedad.

Reflexión sobre el género Narración

Un botón sirve de muestra

Para mí el género narración fue el que más me gusto, viniendo de una tradición de lectura, en especial de ficción y fantasía, me hubiera gustado que fuera más largo. Pero el tiempo apremia y por lo tanto sólo le dimos un vistazo.
De los textos que nos sirvieron para el desarrollo del bloque, me quiero concentrar en uno en particular, “Fuegos” de Raymond Carver. Más allá de sentirme identificada con algunas de las situaciones con las que tenía que lidiar el autor en sus primeros años de escritor, me sirvieron mucho las simples explicaciones que recibía de su profesor, quien al igual que la profesora, instaba a Carver a escribir en un lenguaje coloquial, cosa que se puede tornar muy difícil en un ámbito académico.
Desde chicos nos imponen un tipo de escritura que no es natural, más allá de la estructura básica con la que tiene que contar un texto, el tema del vocabulario se presenta como el más complicado. Es obvio que el uso de sinónimos es indispensable en una buena escritura. Pero lo más preocupante es la falta de libertad con la que contamos para expresar nuestras ideas de manera coloquial. Recién en una educación más avanzada, como es la universitaria uno se siente con la licencia de escribir libremente.
La formación dentro del ámbito de la escritura de una persona, dentro del sistema educativo argentino, se ve restringido por la rigidez de una estructura, donde uno debe escribir bien. En mi experiencia personal, durante mi secundario la experiencia con la escritura era traumática. Tuve un profesor en los dos últimos años del secundario que consideraba la necesidad de prescindir de los borradores. Según el lo importante era escribir bien de primera intención.
Mi caso no es aislado, por lo que pude averiguar, tal vez dentro de la enseñanza básica haya un manual por el que se rigen o algo por el estilo. En cambio a mi me fue siempre muy fácil escribir en Inglés. Al asistir a un colegio doble escolaridad este idioma me acompaño siempre. Pero el método de enseñar escritura, es totalmente distinto, mas parecido a lo que relazamos en la cursada. Donde por más que haya un tema preestablecido o una fecha de entrega, la escritura es más coloquial, más ligera.
A algunos esto nos sirvió, por más que todavía no se refleje en los escritos, esta materia me ayudo a empezar a descontracturar mi escritura

jueves, 26 de junio de 2008

Ensayo

Todo empieza con un cuento de hadas
“Uno no es por lo que escribe, sino por lo que lee”
Jorge Luis Borges

A medida que uno se interna en el mundo de la escritura y la practica regularmente, reconoce entre los rasgos las distintas vertientes de lectura que lo acompañaron desde la infancia. No hay escritor que no reconozca la influencia de otro o varios escritores en su obra.
J.R.R.Tolkien en su ensayo “Sobre el cuento de hadas” dice: Fantasía es una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios. Y de temerario se me puede tildar, porque, aunque he sido un aficionado a tales cuentos desde que aprendí a leer y en ocasiones les he dedicado mis lucubraciones, no los he estudiado, en cambio, como profesional. Apenas si en esa tierra he sido algo más que un explorador sin rumbo (o un intruso), lleno de asombro, pero no de preparación. El autor nos esta explicando su pasión por la lectura de este género, que luego lo tendría como uno de sus principales exponentes. Tolkien no solo escribió dentro de un mundo de fantasía, sino que es allí donde se sentía más cómodo.
Dentro del universo en el que se gesta la escritura, el “big bang” lo genera lo que leemos en nuestra infancia. Luego de la escolarización, en la etapa de lectura obligada, esta se ve afectada o nutrida por textos que nos son impuestos por las instituciones educativas. En un texto de Ítalo Calvino “Por qué leer a los clásicos” , el autor hace un punteo a través del cual explica la necesidad de la lectura en los primeros años de nuestra vida. Dice: Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual. Partiendo de esta aseveración podemos intuir que el hecho de leer influye de manera primordial en el acto de escribir. Esto no quiere decir que todo el que lee mucho se convertirá en un gran escritor, solo lo que nos demuestra es que una persona no puede escribir de la nada.
A lo largo de esta materia el ejercicio de la lectura siempre precedió al de la escritura, permitiendo a los alumnos adquirir un conocimiento básico pero suficiente para la elaboración de textos dentro de un género. Obviamente lo que se puede leer y escribir en un período de tiempo tan corto es ínfimo en relación al ejercicio que tenían autores como Rodolfo Walsh, Truman Capote, Raymond Carver, y otros. De esta misma manera es como se va dando el proceso a lo largo de la vida del escritor.
Las lecturas aportan tanto ideas como críticas dentro del proceso de escritura de una persona. El mismo ejercicio de lectura se va alterando a lo largo de la acumulación de títulos en nuestra biblioteca. Pero siempre hay un libro amado, ese que al ponerlo sobre una mesa sus tapas se abren solas dejando alguna pagina a la luz. Con tapas ajadas y puntas redondeadas, este libro nos acompaña siempre. Tal vez personajes de ficción o aventuras para recordar. Inspiran cada paso de la Escritura. Ítalo Calvino dice “Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él” .
A lo largo de nuestra vida el tipo de lectura que preferimos va cambiando, pero no así nuestra escritura. El ejercicio de la escritura se da desde muy jóvenes en muchos casos, este es el de Tuman Capote, quien en el prefacio de música para camaleones dice Empecé a escribir cuando tenía ocho años: de improviso, sin inspirarme en ejemplo alguno. No conocía a nadie que escribiese y a poca gente que leyese. Pero el caso era que solo me interesaban cuatro cosas: leer libros, ir al cine, bailar zapateado y hacer dibujos. Entonces, un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse.
Hay gente que lee y no escribe pero no es común escuchar de alguien que escriba y no tenga como habito la lectura. Ahora, ¿por qué es necesario tener un cierto bagaje de lectura para poder escribir? Desde mi punto de vista, para aventurarse en el viaje de la escritura es imprescindible un corpus inicial. Dentro de este se encuentra no solo el vocabulario sino, lo que es primordial que es la técnica. A los escritores se los cataloga por género, aunque hay varios que dentro de la exploración y el ejercicio de la escritura logran abarcar varios géneros.
Comenzar a leer desde chico plantea un nexo con la imaginación que libro tras libro se va fortaleciendo. En general nuestro punto de partida dentro de la lectura son los cuentos de hadas. Estas historias transmitidas en un principio de manera oral y luego compiladas en libros, permite a los niños ingresar no sólo en el mundo de la fantasía sino que siempre se encuentran acompañados por algún tipo de enseñanza. Aprendemos, de esta manera, valores, reglas, advertencias, etc. Escalones básicos para la vida.
Luego y mientras nos internamos en el mundo escolarizado comenzamos a experimentar con las lecturas obligadas, a veces mechadas con algún texto que nos llega de manos de algún familiar o compañero. Y es aquí que, a mi parecer, se comienza a formar el lector en nosotros. Es cuando nos llega a las manos ese libro único, el que nos da vuelta la cabeza, y de ahí en mas seguiremos al autor y al género. Después mientras avanzamos en nuestra vida la lectura se torna tanto selectiva como experimental, permitiéndonos de esta manera enriquecer nuestra experiencia lectora.
Tal vez el proceso hacia la escritura sea un poco mas complicado, primero y principal debemos llegar a un punto dentro de la escolarización que nos permita elaborar un texto coherente. Luego de adquirir la capacidad de escribir, los factores que intervienen en el proceso de escritura dependen de situaciones a veces ajenas al escritor mismo. En su ensayo “Fuegos”, Raymond Carver, relata como su necesidad por escribir se ve frustrada o interrumpida por las dificultades de la vida cotidiana. Truman Capote nos explica en el prefacio de música para camaleones, como la escritura debe ser tomada como un ejercicio diario. Hay que ejercitarla hasta llegar a estar conforme con lo que uno escribe. A veces vale la pena releer algunos escritos abandonados y tal vez algunos textos haya que madurarlos.
Durante la cursada el ejercicio de lectura / escritura, se vio dentro de un equilibrio que la mayoría de las veces se encontraba forzado por los plazos de entrega de los trabajos prácticos. Dentro de un ambiente ideal el proceso de escritura requiere de una maduración. Tal vez hoy, releyendo algunos de mis escritos me encuentro con que podría haberlos mejorado mucho, con más no sea una pequeña pulida más.
El ejercicio de la escritura también libera, a veces, esos pequeños deseos que se encuentran en lo más profundo de nuestro ser. Es así como a través de un cuento un escritor puede vivir una aventura en un país muy lejano. La posibilidad de trascender las fronteras con el solo uso de la palabra genera un nexo entre el escritor y el lector, el cual se renueva cada vez que se relee el texto. Estos nexos son huellas que dejan en nosotros lectores cada libro, cada historia, cada relato.
La lectura y la escritura no solo nos permiten trascender fronteras, mundos o universos sino que permite el ejercicio de la crítica. El pensamiento crítico de un lector se forma a partir de la constante instrucción en los distintos géneros. Uno no puede criticar si no es a partir de un conocimiento básico del tema. Y es aquí donde el tema de la escritura se complejiza, ya que muchos lectores suelen ser muy críticos respecto a sus trabajos, interponiéndose así una barrera en la actividad.
Cuando uno lee y lo hace por mucho tiempo, en algún momento tiene la necesidad de escribir, ya sea para uno o para otros, eso depende de la seguridad con la que cuenta un autor. Pero lo que es indiscutible es que todo lo que leemos en algún punto comienza a hervir y querer salir en un torrente de palabras que inundan una hoja con arabescos de tinta.
Ezpeleta, junio 2008

domingo, 1 de junio de 2008

Cuento onirico


Edward Cullen

¿Por qué es tan difícil resistirse?
Es frio y duro como el mármol, su sed nunca acaba, su lucha es eterna.
Nunca duerme, me mira, me observa. Toda su existencia esta sujeta a mi, su pelo color ámbar, sus labios morados, sus ojos cambiantes.
¿Por qué es tan difícil resistirse?
Su aliento dulce inunda mi imaginación. Cierro los ojos y dolorosamente lo toco, lo siento busco su mirada, Me mira triste lejano, algo nos separa…
¡NO PUEDO MÁS!
La angustia inunda mi ser y solo puedo gritar - ¿Qué me hiciste?
Con una sonrisa socarrona se acerca, me abraza y recorre con sus labios desde mi frente hasta mi cuello, sin dejar un hueco sin besar. Sus labios rozan los míos y por un instante su cabeza reposa sobre mi pecho. Yo no reacciono, soy como una muñeca de trapo.
De golpe siento un ardor, crece desde mi cuello hacia mi corazón. Edward me acaba de morder. Su veneno recorre mi cuerpo, en cuestión de minutos mi corazón dejará de latir.
La presión en mi pecho, es demasiado fuerte. Me ahogo
¡TENGO QUE ALEJARME!
Con un golpe sordo cierro el libro, respiro hondo. En la habitación solo la luz de un velador rompe con la oscuridad de la noche. Edward Cullen solo existe en las páginas de Crepúsculo.
Parte de mi ser desea que él me arranque de esta vida y que libere todo lo que está oculto en mi, todo lo que solo la ponzoña del vampiro puede revelar.

Crónica

Acá todo es importado
Massimo Montanari comienza su libro “El mundo de la cocina” con estas palabras:
La cocina ha sido comparada con el lenguaje: como éste, posee vocablos (los productos, los ingredientes) que se organizan según reglas gramaticales (las recetas, que dan sentido a los ingredientes transformándolos en platos), sintácticas (los menues, o sea, el orden de los platos) y retóricas (los comportamientos sociales)[…]la cocina implica y expresa la cultura de quien la practica, es depositaria de las tradiciones y de la identidad de un grupo. […]no solo es instrumento de identidad cultural, sino el principal camino tal vez para entrar en contacto con culturas diferente, ya que comer el alimento de otros parece más fácil –aunque sea en apariencia- que decodificar su lengua.

Es viernes por la mañana, desde que soy chica eso es sinónimo de que en Ezpeleta hay feria. Ésta ocupa la calle Centenario desde las vías hasta la Av. Fcio. Varela, la frontera que divide Quilmes de Berazategui. En los últimos 10 años la feria fue creciendo y extendiéndose, y sus 5 cuadras finales se convirtieron en un paseo de compras casi obligado para los pobladores de la ciudad.
Entre los muchos puestos de ropa se intercalan sabanas extendidas en el piso cubiertas de bolsitas con hierbas y especias. Son infaltables los platitos de plástico con limones, ajos o morrones y a veces algún atado de cilantro, dominando este espacio se encuentra normalmente una mujer de origen boliviano. Si uno mira con atención nota que las caras son todas muy parecidas, pieles morenas, curtidas por el sol, las mujeres de cabello largo y renegrido.Las jóvenes lo usan suelto y las mayores en una trenza, hay pocos hombres, parece que todo lo manejan ellas. En la vereda ancha se forma otra calle y al recorrerla me inunda una mezcla de olores que remiten a sabores raros, en forma individual y tras un exahustivo intento puedo definir algunos de los ingredientes, sigo caminando y el crepitar del aceite me indica que están cocinando. El la vereda se había improvisado una mesa bajo un gazebo, es un tablón con dos caballetes y dos bancos para sentarse. En la punta se encuentra Emiliana, es una mujer baja de contextura corpulenta y se ríe a carcajadas dejando ver un diente enfundado en oro, se ríe porque le pregunto que es eso que esta cocinando, es evidente que es carne pero no reconocia el resto
- Es fritanga, sabe usted.
- ¿Y cómo se hace?
-Pone carne de chancho en trozos y la deja hasta que largue la manteca y después le saca y pone verduras en la manteca y las deja cocer. Se sirve con papas blancas y mote de maiz blanco.
Mientras me explica la receta observo sus manos como recrean el procedimiento y noto como estas se encuentran salpicadas de pequeños trozos de cilantro.
Al lado se encuentra su hija, una chica joven de unos 20 años, aunque no es difícil decirlo ya que su cara ya se encuentra surcada por las idas y venidas del trabajo. Frente a ella hay una parrilla improvisada en medio barril de aceite, sobre la rejilla hay un montón de “pinchos”, son brochetas de trozos de carne de corazón de vaca, los cuales están macerados en una mezcla de vino y ají molido, pero del picante, como me aclara Emiliana. Éstos se sirven en un plato con papas hervidas y para acompañar un pan.
-¿Qué se toma con esta comida?
- Acá tenemos chicha, chicha morada, chicha de maní y compota de durazno.
Me muestra una heladera, de esas de plástico para llevar a la playa, que en su interior tiene compartimientos con una serie de líquidos, para mí bastante extraños. Los sirven en porrones de plástico con la ayuda de un cucharón.
Ya van dando las 11 y media y noto como la gente se va acercando a este restaurante improvisado. De otra heladera, tapada con un mantel a cuadros la hija de Emiliana saca una empanada de pollo.
A medida de que la gente se va acercando a la mesa se sientan frente a su plato de comida. El único cubierto que se utiliza es la cuchara. Los platos son de lata o melamina y el proceso de servirlos es siempre el mismo: en la base se pone el mote de maíz blanco, o sea maíz blanco sobre cocido, hasta el punto de que los granos están totalmente desechos; luego vienen las papas hervida y sobre ésto lo que pidió en comensal, hoy tiene para elegir entre “fritanga” y “pinchos”.
Observo como la mesa se llena y se vacía como cualquier mesa de Mc.Donalds, esto es el fast food del altiplano. La gente se va corriendo para dar lugar a los que van llegando con su plato en mano. Emiliana es feliz haciendo esto, hace la comida que le gusta a su pueblo, aunque esté en una ciudad del Gran Buenos Aires. Es una mujer muy alegre, no para de sonreír y a veces las carcajadas arrancas risas de los puestos circundantes. Todos los viernes la gente ya sabe donde encontrarla y los sábados esta en la “tinkunaku”, que es otra feria que se realiza en un predio cerrado a unas cuadras de ahí.
- ¿De dónde vino usted?
- Soy de Cochabamba, pero me vine cuando mi marido consiguió trabajo aquí, Mis hijos son argentinos, nacieron todos aquí. En nuestra familia todos trabajamos, Elizabeth me ayuda a mí y los muchachos trabajan en la construcción con el papá
-¿vino hace mucho?
-Hace ya… a ver (cuenta con los dedos y murmulla sin que la pueda escuchar) 30 años
Me despido y puedo ver como sigue sacando porciones de “fritanga” de la olla.
¿Qué había dicho Matías Bruera en la entrevista?, pensaba mientras volvía a casa.
-“Lo más difícil de dilucidar de la Argentina, y esto te lo digo porque hay una larga tradición ensayística, es justamente el tema de la identidad. Es un tema no cerrado el tema de la identidad Argentina. Más allá de que la Argentina se identifique con algo, el tema de la identidad es mucho más complejo que la identificación con el asado, con Maradona y con el tango.”
Este tipo de comportamientos son identitarios, pero no de la argentina sino de Bolivia, Perú, el altiplano Qué nos llevamos a otro país como argentinos, como algo que nos identifica, ¿el Mate? ¿El Asado?.
Acá todo es importado.
Mientras seguía releyendo la entrevista a Bruera encontré este pasaje
“Hay trabajos hechos sobre la Argentina en particular, un libro que salió hace unos años de Montanari donde una francesa escribe sobre la identidad de la comida en América Latina y sobre la Argentina dice en general que salvo ciertas regiones del Noroeste no hay mucha cosa identitaria, la mayoría de las cosas han sido devenidas del mundo europeo, o sea, la parilla, la propia carne vacuna, etc. En general hay una especie de tradición de influencia de otras latitudes, la Argentina es una especie de cumulo de identidades, entonces es difícil hablar identitariamente de la Argentina, también a nivel gastronómico.”

Hace ya unos cuantos días, qué digo días, semanas, que quiero contactar al Lic. Marcelo Alvares, del INAPL (Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano) él esta investigando el Programa Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico Argentino, pero es imposible, ya mandé mails, llamé por teléfono y no contestan. Y después de leer “la Argentina Fermentada” y haber entrevistado a Matías Bruera me urgió la necesidad de seguir intentando. Pero nada. Ni siquiera pude concretar una entrevista con alguien de ElGourmet.com, para poder trabajar el mundo gourmet en la Argentina.

¿Por qué no podemos tener una identidad alimentaria?
Según el libro de Montanari en el capitulo que corresponde a “la cocina de América y el intercambio colombino” a la zona que hoy llamamos el Rio de la Plata llegaron expediciones con tropas militares que se encargaron de eliminar a los pocos indígenas de la región haciendo prevalecer su cultura como sus comidas frente a lo originario. Entonces se introdujo el ganado bovino y con esto vino el asado, y las empanadas que los españoles a su vez heredaron de los moros.

Pero hay pueblos que no pierden su identidad, ni siquiera lejos de su tierra.

Es sábado por la mañana y tengo que hacer las compras. En la calle Chile, la principal de Ezpeleta, hay dos negocios casi idénticos uno frente al otro. Yo normalmente compro en el que se llama “Especias”. Hace años que compro ahí, orégano, ají molido, nueces, salsa de soja, etc. Es un negocio de bolivianos, hoy lo veo desde otra perspectiva ¿qué más venden? Recorro las estanterías con la mirada. Cerveza Inca, te de coca, chicha en botellas marrones (como la cerveza), queso de cabra, bolsas con maíz morado, negro, blanco y amarillo; ajíes secos de varios colores y tamaños, raíces de jengibre, fideos azucarados e inflados, tutuca, mucha tutuca. Tienen quinua, amaranto, maní, trigo y porotos de todo tipo, color y tamaño.
Intentan no perder su identidad, viven acá en la Argentina pero mantienen toda su cultura, si hasta hablan en quechua entre ellos
El día anterior, mientras charlaba con Emiliana, ella se dirigía a su hija y a algunos de los comensales mitad en castellano y mitad en una lengua, para mí desconocida. Al parecer el quechua no tiene ciertas palabras, y es ahí cuando se mezclan palabras del castellano.
¿Cuál es el vinculo con la identidad?¿cómo un pueblo puede aferrarse tanto a su identidad?, tal vez para contestar estas preguntas debería seguir investigando . Pero lo que me queda claro es que al tradición culinaria de nuestro país refleja a todos los que la pueblan. Porque todo cuenta y aporta tanto la fritanga boliviana como los ahumados alemanes o las pastas italiana. Hace unos cuantos años leí en una National Geographic “Los mexicanos descienden de los Aztecas, los peruanos de los Incas y los Argentinos de los botes”, tal ves esa sea nuetra identidad, y en términos de gastronomía somos un exponente de la mejor comida del mundo toda en un solo lugar.
Mayo de 2008

Una inspiración

COCINA ORNAMENTAL; en Barthes, Roland, Mitologías, siglo XXI editores, 1999.

La revista Elle (verdadero tesoro mitológico) nos presenta casi todas las semanas una hermosa fotografía en colores de un plato preparado: perdigones dorados mechados con cerezas, chaud-froid de pollo rosado, timbal de langostinos con cinturón de carapachos rojos, Charlotte cremosa adornada con dibujos de frutas confitadas, genovesas multicolores, etcétera.
En esa cocina, la categoría sustancial que domina es lo cubierto: se ingenian visiblemente en gelatinar las superficies, en redondearlas, en esconder el alimento bajo el sedimento liso de las salsas, de las cremas, de los fondants y de las gelatinas. Todo esto tiene que ver sin duda con la finalidad específica de la cobertura, que es de orden visual, y la cocina de Elle es una cocina exclusivamente para la vista, que es un sentido distinguido. En esta perseverancia en la cobertura existe, en efecto, una exigencia de distinción. Elle es una revista refinada, casi legendaria y su papel consiste en presentar al inmenso público popular, que es el suyo (las encuestas dan fe de ello), el sueño mismo de lo distinguido; de allí surge esta cocina del revestimiento y de la coartada, que siempre se esfuerza por atenuar o incluso disfrazar la naturaleza primera de los alimentos, la brutalidad de las carnes o lo abrupto de los crustáceos. El plato regional es admitido sólo a título excepcional (el buen puchero de familia), como fantasía rural de ciudadanos hastiados.
Pero sobre todo, la cobertura prepara y sostiene uno de los mayores logros de la cocina distinguida: la ornamentación. Los glacis de Elle sirven de soporte para adornos desenfrenados: hongos cincelados, puntuación de cerezas, motivos con limón trabajado, mondaduras de trufas, pastillas de plata, arabescos de frutas confitadas, la capa subyacente (que llamaría sedimento, pues el alimento propiamente dicho no es más que un yacimiento incierto) pretende ser la página donde se lea una verdadera cocina en rocalla (el rosa pardo es el color de predilección).
La ornamentación procede por dos vías contradictorias, cuya resolución dialéctica veremos en seguida: por una parte, huir de la naturaleza gracias a una suerte de barroco delirante (mechar camarones dentro de un limón, darle color rosa a un pollo, servir pomelos calientes) y por la otra, intentar reconstituir esa naturaleza por medio de un artificio burdo (disponer hongos merengados y hojas de acebo sobre un bizcocho de navidad con aspecto de leño, volver a colocar cabezas de langostinos en torno a la salsa blanca sofisticada que oculta sus cuerpos). Es el mismo movimiento, por otra parte, que se reencuentra en la elaboración de las baratijas pequeñoburguesas (ceniceros como sillas de montar, encendedores con forma de cigarrillos, tarteras como cuerpos de liebres).
En este caso, como en todo arte pequeñoburgués, la irreprimible tendencia al verismo aparece contrariada —o equilibrada— por uno de los imperativos constantes del periodismo doméstico: eso que en L'Express se llama gloriosamente tener ideas. De la misma manera, la cocina de Elle es una cocina de "ideas". Sólo que, en este caso, la invención, confinada a una realidad mágica, debe aplicarse únicamente en la guarnición, pues la vocación "distinguida" de la revista le prohíbe abordar los problemas reales de la alimentación (el problema real no está en encontrar el modo de mechar con cerezas un perdigón, sino en conseguir el perdigón, es decir, pagarlo).
Esta cocina ornamental está sostenida, efectivamente, por una economía totalmente mítica. Se trata abiertamente de una cocina de ensueño, como lo muestran las fotografías de Elle, que sólo captan en sobrevuelo, como un objeto próximo e inaccesible a la vez, cuyo consumo bien podría realizarse sólo con la mirada. Se trata de una cocina de cartel, en el sentido fuerte de la palabra, totalmente mágica, sobre todo si se tiene en cuenta que esa revista se lee mucho en medios de precarios ingresos. Esto último, por otra parte, explica lo anterior: justamente, porque Elle se dirige a un público auténticamente popular, evita postular una cocina económica. L'Express, cuyo público exclusivamente burgués posee un alto poder de compra, es todo lo contrario: su cocina es real, no mágica; Elle ofrece la receta de los perdigones-fantasía, L'Express la de la ensalada niçoise. El público de Elle sólo tiene derecho a la fábula; al del L'Express, se le puede proponer platos reales con la certeza de que podrá prepararlos.

Crónica de walsh

Rodolfo Walsh, ¿Quién era? Yo no lo conocí hasta llegar a la Universidad.
El 5 de mayo de 2008, alrededor de las 18:30 se inauguró al muestra itinerante “Walsh, la sublevación de la palabra”, que ocuparía el ágora de la UNQ por 10 días. Laberinto de paneles que recorren la vida y la obra del periodista. Estoy preparando un noticiero, para Audiovisual 1, de lo sucedido en las últimas 3 semanas en la Universidad y esto entra. Con mi cámara de video comienzo a recorrer la muestra. Lo primero que me llama la atención es una imagen, una gigantografia del Walsh que todos conocemos, con un cigarrillo en la boca y sus lentes de carey. Empiezo un zoom hacia atrás desde la montura de los lentes para terminar con la imagen completa de su rostro. Esta va a ser la primera imagen del insert, pienso. Desde la Rosa de los vientos están anunciando que va a comenzar la apertura de la muestra, me apuro. Las demás imágenes las puedo hacer después.
En la Rosa de los vientos (casi bajo la escalera) hay una mesa con tres panelistas, a un lado un micrófono y luego otro.
Presentan a una locutora, quien acompañada por un violinista se apresta a leer la introducción de “Operación Masacre”.
Siempre me pregunte ¿por qué “Operación Masacre” era tan importante?
La locutora interrumpe el relato y comienzan a hablar los panelistas primero el Profesor Alfredo Alfonzo, quien agradece a la UNLP por esta muestra y por traerla a nuestra universidad. A su lado se encuentran el vice decano de la facultad de periodismo de la UNLP y en el otro extremo de la mesa está el Profesor Mastrilli. Por turnos y con partes de la introducción de Operación Masacre se van alternando los interlocutores.
De todo lo que dicen de Walsh hay algo que me llega con mucha fuerza, Mastrilli dice –Walsh es un héroe-
Sí, eso es Walsh: un héroe. Pero como los de la literatura, solo que este no volvió, hizo el viaje de ida pero en la vuelta lo mataron, dio su vida por lo que creía y así decidió su destino, por más que hoy no esté, su legado le precede. Tuvo el valor y la decisión de quedarse y luchar, no solo con su revólver sino que con su palabra.
Cuando termina la presentación de la muestra, sigo con las imágenes para el insert. . Enseguida ahí, bajando la rampa de la Rosa de los vientos hay un panel enorme que representa una versión de Operación Masacre en historieta, editada por la revista Fierro. De ahí hacia las vitrinas, donde hay un objeto que se repite, los lentes de marco de carey. Del otro lado, al pie de una gigantografía de la Carta Abierta a la Junta Militar, dentro de una vitrina hay otro par de lentes, pero estos tienen uno de los cristares astillado. Me quedo un rato en el detalle, es una metáfora.
Hay algo en toda la muestra que parece fuera de lugar; una mesa de ajedrez del club de ajedrez de La Plata. Sobre ella un cenicero y un paquete de LM.
Los paneles están llenos de datos y frases, las fotos son intimas, familiares. Walsh jugando con sus hijas en una playa de Cuba. Y me pregunto ¿y si no hubiese vuelto de Cuba? ¿Estaríamos hoy estudiando sus escritos? ¿Cuántos años tendría hoy? Busco algún dato biográfico entre los paneles: Rodolfo Walsh nace en el año 1927, en Nueva Colonia de Choele-Choel, en Río Negro.
Tendría 81 años, podría estar vivo, pienso y sigo, buscando, no sé, solo tengo que cubrir un minuto de insert y ya llevo más de treinta filmados, tengo material de sobra para hacer un informe. Pero hay algo en la muestra que da la sensación de que nunca voy a terminar de verla toda. Su forma de laberinto me marea, no sé ya que imagen tomé y cual me queda por registrar, donde no hay fotos, hay frases, una que me llega más que otras, solo una parte de ella “tenés un arma: la máquina de escribir. Según cómo la manejás es un abanico o una pistola y podés utilizarla para producir resultados tangibles” y sigue “con cada máquina de escribir y un papel podés mover a la gente en grado incalculable. No tengo la menor duda.”, yo tengo en mis manos otra arma una cámara, miro mi cámara Sony y recuerdo esas imágenes que tomó un equipo liderado por Walsh de la llegada de Perón al país en 1973. ¿Él ya sabría que las imágenes iban a ser armas tan poderosas como su maquina de escribir?, seguro que sí.